
"Miradle. Aquí lo tenéis postrado de rodillas orando por nosotros en soledad, con la única compañía del ángel enviado por el Padre.
Jesús tu mirada, clavada en el cielo infinito, busca el consuelo divino, del mismo modo que al final de Tu Pasión, en el instante mismo de la Expiración. Tus ojos son capaces de hacer estremecer nuestros corazones, llenándolos de amor y ternura.
Tu rostro, ahora limpio y sereno, impregna nuestra alma de dulzura y candor; pero no muy tarde será el reflejo del dolor y el sufrimiento, cuando la corona de espinas haga correr la sangre por tus mejillas.
Sabes muy bien que ese momento está cerca, por eso imploras al Padre Divino: “Padre, aleja de Mí este Cáliz…”; pero del mismo modo eres ejemplo de abnegación y entrega: “… pero no sea mi voluntad, sino la tuya.”
¡Señor, calma tu espíritu en soledad! porque este año, al igual que todos los anteriores, cuando en la tarde del Lunes Santo comience a esconderse el sol por el horizonte y se acerque el momento amargo de tu Oración, no vas a encontrar soledad; porque cuarenta personas van a estar a tu lado, llevando el peso de la devoción y la penitencia, rezando contigo, implorándole al Padre; ellos son esos apóstoles que no se durmieron y que te acompañan año tras año, ellos son… ¡TUS COSTALEROS!
Pero no solo le acompañaran sus costaleros por las calles y plazas de nuestra ciudad. Detrás, no muy lejos, le sigue su madre, María.
En su nombre, María Santísima de la Victoria, hallamos la esperanza ante el dolor y la angustia del Hijo. Victoria. Victoria de la resurrección frente a la muerte, de la verdad a la mentira, del sosiego frente al dolor.
María, tus lágrimas contenidas luchan por salir y amargar tu gesto, hoy aún sereno. Lágrimas que quieren humedecer esos hermosos ojos que miran con dulzura y ternura al que se acerca a tu vera; que no son pocos los motrileños que se acercan a diario hasta esta iglesia para contemplarte y hacerte llegar sus plegarias y oraciones. Buscando en ti esa luz que ilumine sus corazones sumidos en la oscuridad. Porque eres para el creyente, remanso de paz infinita y madre de amor eterno.
Eso lo saben mejor que nadie tus costaleros; que cada año, con su cariño y devoción hacen de ti, joven y hermosa sevillana, ¡LA REINA DEL LUNES SANTO!"
1 comentario:
No se puede decir nada malo de Rubén (y menos yo claro está), es una persona trabajadora, comprometida con todo lo que hace y su corazón está divido entre las hermandades a las que él pertenece y el Huerto es una de ellas, hace como unos 5 años sino recuerdo mal que el tuvo el privilegio de ser el encargado de dar el pregón de está hermandad y lo hizo como el hace las cosas, de corazón.
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